Una de las cosas que he aprendido de varios de mis mejores maestros y que me ha servido para comprender mucho mejor lo que hacemos los seres humanos, es entender ¿qué motiva a una persona a tomar una decisión? y aunque hay muchas teorías, a mi me gusta mucho aquella que dice que todas las personas toman sus decisiones sólo por una de dos cosas: LOGRAR PLACER o EVITAR DOLOR.
Haga una rápida revisión de varias decisiones que haya tomado usted en su vida en cualquiera de los ámbitos personal o profesional y verá que invariablemente terminan cayendo siempre en lograr alguna de estas dos cosas y sólo cuando el ser humano comprende cómo aprovechar o utilizar estas fuerzas poderosas, es cuando realmente logra cambios duraderos y de alto impacto. ¿Qué falta para que usted vaya realmente por esa meta que desea? ¿Qué lo frena para iniciar ese proyecto o sueño que desde hace mucho tiempo viene pensando? Le doy la respuesta de manera muy rápida y contundente: Para usted como para la mayoría de la gente, ¡EL TEMOR A LA PÉRDIDA ES MUCHO MAYOR QUE EL DESEO DE GANAR!
La triste realidad de al menos el 90% de la población es que se dedican a trabajar muy duro por mantener lo que tienen en vez de aceptar y tomar los riesgos mínimos necesarios para lograr lo que desean. Como dice Anthony Robbins: «El secreto del éxito consiste en aprender a usar el sufrimiento y el placer, en lugar de permitir que éstos lo utilicen a uno. Si lo hace así, ejercerá el control sobre su propia vida. Si no, la vida le controlará a usted». La pregunta que surge inmediatamente es: ¿Por qué si la gente está experimentando dolor o sufre por su situación actual, no hace nada para cambiar realmente?
Fácil: Es menor el dolor de permanecer en su situación actual que el dolor del POSIBLE fracaso al intentar cambiar. Es como aquello que le sucede a algunos adictos (al alcohol, a las drogas, al juego) que sólo hasta cuando tocan lo que ellos denominan «fondos» es cuando ven la real necesidad de pedir ayuda para detenerse e intentar «permanecer limpios». Una persona que estuvo en una de mis presentaciones me contaba que sólo cuando en medio de una borrachera estuvo al borde de la muerte, comprendió que era momento de parar… es decir, EL DOLOR DE BEBER Y SUS CONSECUENCIAS FUE MÁS GRANDE QUE EL DE INTENTAR PARAR. Alguien más en uno de mis seminarios contó que siendo muy joven, tenía sobrepeso nivel 3 y grandes riesgos de sufrir alguna complicación cardiovascular, sin embargo el seguía consumiendo todo aquello que le generaba placer infinito: Hamburguesas, papas fritas, gaseosas y todo aquello que denominamos comida «chatarra»… todo muy bien hasta que tuvo un paro cardíaco, se salvó de milagro porque estaba cerca a un hospital y a los 40 años ya era un paciente con una cirugía de corazón abierto. EN ESE MOMENTO EL DOLOR DE ESTAR TAN CERCA DE LA MUERTE FUE MÁS FUERTE QUE EL DOLOR DE HACER UNA DIETA Y CAMBIÓ!
Con base en lo anterior, es muy importante empezar a aprovechar el poder que tienen estas emociones y buscar asociar más el PLACER de hacer cambios en la vida con sus respectivos resultados, de manera tal que sea mayor al DOLOR del posible fracaso por intentarlos.
César Suárez U
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