En una de las redes sociales de profesionales, una persona reclamaba porque le habían ofrecido muy poco dinero en un empleo y estaban desconociendo todo lo que había estudiado. Esta persona, se veía indignada y hacía invitación a que todos nos pronunciáramos de forma contundente para que las empresas no nos «explotaran» y que valoraran que, en su caso por ejemplo, él había invertido 5 años en pregrado, luego un año en especialización y después dos más en una maestría y que eso las empresas tenían que pagárselo y reconocérselo.

Lamento mucho decirlo: NO ESTOY DE ACUERDO. ¿Es que acaso por el sólo hecho de asistir durante 5 años a clases y lograr obtener una calificación que acredita que pasó las materias, ya la persona está con las capacidades, habilidades, experiencia y SOBRE TODO, la actitud, recursividad, creatividad, ingenio y sentido común para ser sobresaliente?… pues después de más de 20 años de experiencia en los que he podido entrevistar, seleccionar y contratar personas (no sólo siendo empleado como directivo de varias compañías, sino para mis propias empresas) puedo decir que la mayoría de las veces la respuesta a esa pregunta es un contundente ¡NO!

ACLARO: Soy consciente que hay un grupo importante de personas a las cuales la universidad les permite adquirir conocimientos que después aplican de forma sobresaliente, pero con lo que NO ESTOY DE ACUERDO, es con que haya personas realmente mediocres que se escuden en que porque lograron un título, se sientan con el derecho de pedir automáticamente que les paguen por ello, así aún no hayan demostrado nada más allá de las aulas académicas.

Y voy a hacer un acto de contrición en este momento: Yo reconozco que hace 15 o 18 años cuando ya tenía un cargo directivo y empecé a tener más posibilidades de escoger mi equipo de trabajo, pedía que nos trajeran hojas de vida de tres universidades específicas y con ello «filtraba» suponiendo y asumiendo que tenían más probabilidades de ser profesionales con competencias superiores al promedio… HOY creo que por ahí NO es el camino. Yo seleccionaba personas para mi equipo siguiendo este orden de prioridades:

1. Títulos o «pergaminos»
2. Experiencia en el campo a contratar
3. Actitud, sentido común e inteligencia emocional.

Hace muchos años selecciono personas siguiendo este orden:

1. ACTITUD, sentido común e inteligencia emocional
2. Experiencia (no necesariamente en la misma actividad para la que lo buscamos)
3. Títulos o «pergaminos»

¿Es que acaso Steve Jobs podía reclamar por lo que había estudiado?… claramente no!, se retiró de estudiar y nunca obtuvo ningún título profesional… o ¿Bill Gates que abandonó sus estudios de derecho en Harvard?… Ellos se preocuparon más por demostrar una de mis premisas de vida: A mi no me importa lo que usted sabe, a mi realmente me importa lo que usted HACE con lo que SABE, PUNTO!

Por ello mi recomendación para los profesionales jóvenes y en realidad para todos es, dedíquese más a… :

1. HACER más y HABLAR menos.
2.  Aplicar lo que aprende en vez de seguir acumulando títulos o conocimientos que poco o nada aplica.
3. Entender al ser humano y sus propias emociones para manejarlas efectivamente. Recuerde: A las personas se les convence con la razón, pero se les mueve con el corazón.
4. Aplicar el sentido común que las fórmulas aprendidas de memoria en la universidad

Como siempre, lo que pienso y escribo para nada pretende ser una «verdad revelada», sencillamente es lo que a mi me ha ayudado a tener éxito y que comparto para generar reflexión al respecto.

Feliz año!

César Suárez U